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Praxis médica, ¿experiencia o improvisación o temeridad?

  • Lic. Javier Zúñiga
  • 5 oct 2018
  • 5 Min. de lectura

La "praxis medica" es una acepción que viene del latín y se refiere la manera en que se resume la experiencia del médico adquirida a través del tiempo en que ha aplicado sus conocimientos científicos y técnicos. Este concepto obedece a una regla directa que nos dice que mientras más tiempo ejerza un profesional médico sus conocimientos, mayor será el dominio que tendrá sobre estos y por ende su éxito en la atención de sus pacientes aumentará; sin embargo la reputación de un profesional médico puede venirse abajo con un solo caso de fracaso, por lo cual una vida de estudios y capacitación puede arruinarse con una mala recomendación, lo cual resulta a todas luces frustrante dado que como humanos estamos sujetos a cometer errores y aprender de ellos, pero por la importancia que tiene cuidar de la salud de las personas, un médico debe ser una persona capaz de reducir los riesgos de un posible error al mínimo casi absoluto.

La "praxis medica" como concepto, es un gran conjunto de actividades y conocimientos aplicados todos a la vez que van desde los criterios para el diagnostico y atención de enfermedades, como también el trato ético y humanista que debe tener el profesional para sensibilizarse de sus pacientes y atender a estos con humildad sin lastimar sus sentimientos o la percepción que tienen de si mismos. Es así que un profesional médico tiene en sus manos una responsabilidad sumamente grande en el ámbito social.

Los profesionales médicos son sumamente admirados y respetados por la sociedad, su fama se ha sobrepuesto al desprestigio que les ocasiona trabajar en un consultorio de farmacia de descuento, prácticas comerciales desleales que abaratan su servicio a costos risibles e incluso a las criticas publicadas en medios de comunicación ocasionadas por controversias debidas a errores. Sin embargo, a pesar de dicha admiración y respeto, el galeno no es valorado por la sociedad en su justa medida, ello porque si bien es cierto, existen lugares en la república mexicana donde escasean los servicios médicos y la pobreza es extrema, en las grandes urbes muchas personas prefieren gastar mas de $2500 en licuados y productos vitamínicos, o bien $600 en una salida al cine que pagar una consulta que va desde los $400 hasta los $1200 dependiendo la especialidad del médico; en su lugar, primero acudirán a una consulta de $20 y comprarán medicamentos que en su genérico, son de uso general y que muchas veces lejos de curar una enfermedad, la fortalecen ocasionando con ello resistencia a medicamentos por lo cual se hace necesario adquirir medicamentos más potentes, caros y forzosamente de marca registrada.

Resulta increíble ver como personas que vienen a consulta de $20, llegan en sus camionetas de modelo reciente, usan su IPhone o su Celular de última generación, compran genéricos en las farmacias con cuentas de $800 o $1500 y no consideran consultar con un medico especialista que de sus propios recursos puso su propio consultorio, paga renta, servicios como teléfono, luz, publicidad, etc., adquirió su material de consulta, trabaja con representantes médicos de farmacéuticas certificadas y reconocidas, que receta medicamentos de última generación y cuyos casos de éxito son marcadamente más efectivos.

En este escenario debemos hacer una reflexión sobre el actuar médico, entender que los años de estudio que conlleva titularse y especializarse de esta profesión tienen un peso importante al momento de atender a un paciente.

Hicimos este análisis previo, para ponerlo en contexto de la realidad que prevalece en los servicios médicos profesionales y compararlos adecuadamente. Así las cosas, estimado lector, podrá darse cuenta que un médico que ha establecido su consultorio y que brinda sus servicios al público es una persona comprometida con la calidad de su servicio, que se preocupa por proponer diagnósticos más acertados y tratamientos más eficientes en comparación con un médico de farmacia o de tienda de autoservicio. Y es tan clara la diferencia que como paciente puede ver que el medico particular formará para usted un Expediente Médico, ordenará estudios de laboratorio y los interpretará antes de recetarle siquiera una aspirina, que el médico particular dedicará todo el tiempo que sea necesario para explicarle sus dudas y en caso necesario elaborará para usted, resúmenes médicos para que pueda acudir con otro médico por una segunda opinión, lo transferirá con el profesional adecuado en caso de que su padecimiento requiera una atención multidisciplinaria, lo acompañará en todo momento en caso de que requiera una intervención quirúrgica para orientar a los cirujanos, establecerá en términos claros los riesgos y beneficios de su tratamiento e incluso le podrá elaborar una carta de consentimiento informado para que se apegue al plan medico establecido.

Compare la diferencia, cuando usted va a un consultorio de farmacia o tienda de autoservicio; si tiene infección de garganta le recetan ambroxol y ampicilina. Sin hacer mala critica, en esas consultas el médico no elaborará para usted una historia clínica, porque los pacientes que atienden solo van una vez para obtener la receta y no los vuelven a atender. Si le recetan estudios médicos, no pueden elaborar tratamientos sobre padecimientos especiales porque en su mayoría son médicos generales sin especialidad y este hecho les impide aventurarse a llevar a pacientes con padecimientos crónico degenerativos como la diabetes, por mencionar un solo ejemplo. También es sabido que los médicos de este tipo de establecimientos están obligados a recetar medicamentos que no requiere el paciente, solo para aumentar las ventas en la farmacia, que asimismo llegan a recibir comisiones si promocionan la venta de vitaminas u otro tipo de productos disponibles en la farmacia para la que trabajan.

La praxis medica si bien tiene deviene de la experiencia, también requiere improvisación en casos de urgencia, por lo tanto estos elementos van de la mano cuando se tratan casos delicados, sin embargo esto es completamente contrario cuando hablamos de la temeridad. La temeridad existe cuando el médico no puede prever los efectos que un medicamento o tratamiento va a ocasionar en un paciente, cuando éste se confía en que recetarle medicamentos innecesarios a sus pacientes no les causará ningún daño, cuando vende su experiencia y su reputación a una cadena de autoservicio por $20 la consulta.

Estimado lector, ciertamente este tema es controvertido, por una parte se entiende que no todo el mundo tiene para pagar a un especialista, pero es muchas veces preferible acudir al sistema se salud estatal que a estos establecimientos que han creado una competencia mercantil desleal en contra de los médicos independientes y los han dejado en la ruina por culpa de malas políticas sociales. Es urgente que el gremio médico se unifique y establezca los criterios necesarios para dignificar su profesión.


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